A la 'Guerra' con los chavales (1-2)

A base de fe y carácter, los primeros tres puntos de la temporada están en el bolsillo gracias al gran trabajo de Rubén Baraja

Diakhaby, autor del 0-1, celebrando con Cenk el tanto en el Pizjuán

Diakhaby, autor del 0-1, celebrando con Cenk el tanto en el Pizjuán / José Manuel Vidal

Pablo Leiva

Pablo Leiva

Diakhaby en el medio vistiéndose de mediapunta y Javi Guerra con un derechazo con alma de delantero. Así escribió el Valencia los dos goles de una victoria que pocos imaginaban cuando el equipo de Baraja aterrizó en el Pizjuán. A base de fe y carácter, los primeros tres puntos de la temporada están en el bolsillo. Y eso, visto lo visto en el mercado, es mucho decir. El Pipo poco más puede hacer. De hecho, 'Diakha' arrancó en el medio por las molestias de Javi Guerra y hasta eso salió bien para un técnico que, como reconoció en la previa, solo puede centrarse en los partidos. Y el primero ya está marcado con una victoria.

La primera parte comenzó con el guión que se esperaba. El Valencia presionando alto, buscando el fallo hispalense, consciente de que defender en campo propio podía significar un tiro en el pie. Con ese guión, el Sevilla concedió en los primeros minutos una ocasión clara que llegó tras un pase de Diakhaby a Diego López. El balón se marchó lejos de la portería de Bono pero la sensación era que el ABC estaba claro. El Valencia, con lo que tiene, atacará mejor cuando robe más cerca de la portería rival. Y eso el cuadro de Mendilibar lo corrigió rápido. Consciente de que a los de Baraja les cuesta un mundo cuando tienen que crear jugada desde la defensa, Ocampos, Suso y compañía entraron mucho más en juego y En Nesyri esperaba dentro del área. En una de esas, un centro del gaditano dirección al punto de penalti permitió al marroquí rematar a portería. Pero Mamardashvili estuvo atento.

Sin embargo, los problemas de Paulista con el delantero fueron aumentando. Cada balón de espaldas terminaba en falta del hispanobrasileño, excitado como de costumbre. Cenk tampoco andaba fino y recibió amarilla pronto por un codazo a Ocampos cuando el argentino trató de superarle. Y mientras, Diakhaby vivía en el centro del campo junto a Pepelu con mayor libertad para Almeida. El francés, la apuesta en la medular de Baraja en el Pizjuán, fue alternando buenas jugadas con alguna pérdida 'infantil'. De hecho estuvo mejor en campo rival que en el propio, donde tuvo más problemas para girar y armar jugada. Antes del descanso, el Valencia y el Sevilla tendrían la mejor del primer tiempo en su cuenta particular. Una jugada de Fran Péréz por derecha acabó con centro del canterano al área pequeña y Diego López, de tacón, estuvo a punto de batir a Bono. Por su parte, una pérdida ridícula de Cenk acabó con Ocampos lanzado dirección a Mamardashvili pero su disparo se marchó alto. Con ese duelo de golpes sin puntería acabó un primer tiempo para olvidar.

En el segundo tiempo no cambió demasiado. Sí se vio un Valencia más sólido en defensa y con el Pizjuán desesperado por ver cómo los suyos no lograban hacer daño a los de Baraja, Pepelu inició la jugada del partido. Fran Pérez recibió en campo rival, encaró y encontró a Almeida. Ahí se paró el tiempo. El portugués esperó a cualquier socio dentro del área y encontró, siendo honestos, el más imprevisible. Diakhaby, una solución de emergencia en la medular, se vistió de mediapunta para definir con la izquierda y desatar la locura. Pero el Valencia, como de costumbre, no fue capaz de aguantar demasiado tiempo el 0-1. Un centro lateral de Suso, con la jugada de Suso de toda la vida, acabó con centro cerradito y En Nesyri rematando entre el hombro y la cara.

En ese segundo tiempo agitado, poco propio de primeras jornadas, Hugo Duro, con más carácter que acierto, peleó con los centrales un balón que parecía perdido y encontró por el camino la roja de Badé. A partir de ahí, el Valencia fue muy superior. Pepelu estuvo cerca de abrir la lata con un disparo lejano y era el primer aviso. Ese de un equipo que a pesar de todo el ruido, de la dejadez de Lim y de la falta de calidad colectiva, se reivindica a base de carácter y fe. Gozalbez es el mejor ejemplo. Solo él y Hugo Duro podían pelear de la manera que lo hicieron un balón en el último tercio de campo. El canterano lo robó, el '9' lo recogió y Javi Guerra apareció como ha demostrado desde que aterrizó en el primer equipo. Con alma de delantero centro batió a Bono y cerró los tres puntos más imprevisibles de los últimos años.