Quince años sin máquinas en el Nou Mestalla

Se cumplen tres lustros desde que Vicente Soriano anunció la interrupción del trabajo de construcción en el esqueleto de cemento de la Avenida de Las Cortes Valencianas y todavía no hay plazos oficiales para su reanudación 

Imagen de archivo del Nuevo Mestalla

Imagen de archivo del Nuevo Mestalla / MA Montesinos

Pau Pardo

Pau Pardo

La de las obras del Nou Mestalla es la historia interminable. A día de hoy está en boca de todos y es el foco de un importante conflicto político y social Pero como todas las historias tiene un principio y para encontrarlo hay que echar la vista 15 años atrás en el tiempo.

Concretamente al 25 de febrero de 2009, cuando el Valencia, a través de Vicente Soriano, anunció la paralización del trabajo en la Avenida de las Cortes Valencianas por la incapacidad económica del club. Desde entonces no se ha parado de discutir e hipotetizar con el regreso de las máquinas para reanudar la construcción, pero tres lustros después no hay plazos oficiales para ello mientras Peter Lim esquiva cualquier tipo de compromiso.

La idea del Nou Mestalla nació por la convergencia de la inmensa burbuja inmobiliaria de 2006 y la fiebre por la construcción con el crecimiento de un club que ganaba títulos nacionales y continentales y al que Mestalla, con su actual capacidad, se le quedaba pequeño por la gran lista de espera de gente para sacarse el abono de temporada.

Todo esto, unido a la voluntad del Ayuntamiento de construir su propio recinto, encontró en un acuerdo urbanístico entre ambas partes la solución ideal para que la ciudad tuviera un lugar en el que celebrar grandes eventos y el club pudiese hacer realidad su migración a un estadio cuyo primer proyecto recogía un aforo de 70.000 espectadores y ofrecía unas prestaciones de cinco estrellas.  

La burbuja estalló, la situación económica ahogó al Valencia y las obras se pararon, dando lugar a la Actuación Territorial Estratégica (ATE) como fórmula para generar ingresos extraordinarios que permitieran al club reanudar la construcción. Y de aquellos polvos estos lodos, ya que el pasotismo del Valencia, especialmente en la década en la que Peter Lim ha ostentado la mayoría accionarial, dio al traste con esta herramienta urbanística porque el incumplimiento de los plazos estipulados en la ATE llevó al Consell a decretar su caducidad anticipada, asunto que está en los tribunales y que se resolverá el próximo seis de marzo.

Desinterés de Lim

Casi dos tercios del tiempo que han estado las obras paradas han transcurrido con Lim, cuya principal premisa ha sido siempre la de minimizar sus compromisos con la reanudación, en el Valencia. Jugó sus cartas en el proceso de venta para no estar obligado por escrito a finalizar las obras y desde entonces se han acumulado promesas incumplidas -dijeron que el estadio estaría para el Centenario en 2019 y por contra ha sido el propio Mestalla el que cumplió sus cien años en 2023-, además de presentar proyectos con importantes rebajas en el ‘caché’ del Nou Mestalla y de enfrentarse a las instituciones valencianas para obtener beneficios económicos por la venta del terciario sin comprometerse a construir el estadio en las condiciones acordadas.

El episodio más reciente, que no será el último, fue la moción política para realizar una auditoría del coste real y pedir garantías por este importe para evitar una nueva paralización, movimiento al que Lim respondió no firmando la documentación para ser subsede del Munduial de 2030. Continuará. 

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