Opinión

La rebelión de las peñas en València

Más allá de las diferencias, hay una brecha entre la base y el palco que es exagerada en Mestalla e incipiente en el Ciutat

Imagen de la germanor.

Imagen de la germanor. / Rafael Esteve

La foto de Fede Sagreras y Mikel Barrachina, presidentes de las peñas, ha sido la única entre Valencia CF y Levante UD en vísperas de un Derbi, a pesar del regreso del público, marcado por las consecuencias de la sexta ola. Apenas ha habido espacio para alimentar la rivalidad por obra y gracia tanto de las urgencias deportivas como de los problemas internos de los clubes. Hubo un intento de reavivar la llama por el precio de las entradas, pero la realidad es que lo que se dice pacto para que las de Mestalla y el Ciutat cuesten lo mismo no hay y si alguna vez lo hubo saltó por los aires hace años. Con independencia de Elche y Villarreal, nadie se ha preocupado en verdad por deshacer el malentendido si es que lo continúa siendo y a estas alturas no está meridanamente claro que el tema de fondo no es la ubicación mejor o peor de la grada visitante. Es testarudez y no bajarse del burro antes que cualquier otra cosa con tal de no reconocerle a la otra parte que no llevaba razón: de un lado porque la decisión de los 25 fue unilateral y por la otra porque la de los 35 tiene su puntito tiquismiquis.

Curiosa germanor

Volviendo a la foto de Sagreras y Barrachina, no deja de ser curioso hasta qué punto ha llegado la germanor. La Delegación, que había estado presente en la inauguración de su nuevo local en el exilio, se solidarizó públicamente con la Agrupación por la protesta anti-Lim. Sin importar el bando del que procedían, le cayeron al mismo tiempo flores y chuzos de punta por aquello. Sin embargo, el círculo estaba por cerrarse y lo hizo el jueves cuando en el Patronato de la Fundación granota se hizo efectivo el voto en contra a las cuentas del Consejo de administración. No deja de ser un derecho a la pataleta, como ocurrió en la Junta de Meriton, pero hoy por hoy y salvando las distancias (que son enormes, digan lo que digan) se evidencia que en Orriols empieza a agrandarse la grieta con la base. Y ya que Quico no es el caso de Anil, ni su legitimidad la misma, debería hacer un examen de conciencia de los porqués.

Afición

Entre esas distancias en lo que respecta al gobierno del Valencia y el del Levante, una de las más sustanciales son los sistemas de control que en el caso de la Fundación del primero fallaron y en la del segundo actuaron de plano para evitar la venta a un desconocido inversor extranjero. A partir de ahí, poco o nada ha tenido que ver lo del uno con el otro hasta llegar a estos dos últimos años de problemas en la gestión que han precipitado un Derbi al que ambos llegan en el ojo del huracán. Cada uno con lo suyo, pero con una brecha respecto a la grada que en el caso de Meriton es exagerada y en el de los directivos granotas, y además lo saben ahora que están sin escudo, incipiente. En Mestalla se da el fenómeno de que la protesta es al palco pero nunca al equipo. En Orriols los pitos más intensos no han pasado de momento de los límites del campo.

Salvación

En el Derbi de la necesidad la situación es agónica para los locales. El Levante está obligado a una gesta para no descender y a que el de hoy sea el partido que cambie la historia después de 25 sin ganar. En manos del joven Alessio, una apuesta segura en lo sentimental pero con el peligro de acabar quemándose en un vestuario inflamable, el equipo puede recuperarse o perder casi que definitivamente el paso de la permanencia. Aun así, no es el técnico sino los jugadores los que están expuestos después del bochorno en El Collao y la bronca de un presidente con la mochila de ser él quien tiene la respuesta sobre quién toma las decisiones deportivas en estos momentos y bajo qué criterio. Se promete, desde luego, una Junta caliente. 

Champions

Dinamitado a nivel social y con un marcaje estrecho de las instituciones, el Valencia sigue haciendo camino a nivel deportivo con Bordalás. Después de un tramo en el que se entró en pánico, el técnico ha sido capaz de reenderezar el rumbo sobre la tierra quemada a partir de una fórmula tan discutible como efectiva con la que puede llegar al último partido del año, en Nochevieja, a solo dos puntos de la cuarta plaza. Caracterizado por las victorias cortas y una resistencia a prueba de bombas, el rendimiento ha sido eficaz y los errores, que fueron insólitos y se traducen en la friolera de 23 goles en contra, han ido a menos. Dijo Alessio ayer que en su opinión el Valencia va a pelear por la Champions y estará en disposición de hacerlo si gana hoy.