Opinión

Está en sus manos

Bordalás hizo lo que pudo en la previa pero ayer prefirió dedicarse mejor a lo que sí que está en su mano

José Bordalás, en la banda durante el partido de Copa frente al Cartagena

José Bordalás, en la banda durante el partido de Copa frente al Cartagena / JM López

Bordalás hizo lo que pudo en la previa cuando se vio venir la emboscada, pero desde que terminó el partido se ha dedicado exclusivamente a lo que sí está en su mano. Bien hecho. Es por eso por lo que ayer obvió tanto el bochornoso penalti que condicionó el partido como todo lo que ocurrió después.

El técnico fue de puertas para adentro tan autocrítico o más que en el Bernabéu, donde volvió a poner el dedo en la sangría de goles en contra y en la necesidad de fichajes. No es capricho que el del central sea el más urgente de todos. Sin embargo, la responsabilidad del míster en la búsqueda de la solidez defensiva es mayor que en la de los refuerzos, por más que en la tarea de fichar su postura sea también tan firme fuera como dentro.

Se sabe de todos modos que en última instancia no es algo que dependa de él sino de una estructura singular en la que parece que la manera más rápida de llegar a Lim sea a través de la sala de prensa. A la espera de cómo evolucionen las novedades de mercado, en especial la de Álvaro y la posible salida de Wass, se confirma que hay cosas en marcha y que las primeras opciones, en efecto, no eran las que estaban trascendiendo.

Agravio

No habló Bordalás en Paterna del penalti ni tampoco volvieron a pronunciarse desde el club, donde esta vez hay que reconocerles el ingenio y la oportunidad de lanzar un tuit que no será decoroso pero sí más inofensivo que el video de Real Madrid TV sobre Hernández Hernández poniéndolo bajo el foco.

Siendo grave esa doble vara de medir, sin embargo, la que clama al cielo no es la que se usa desde los medios de la capital sino la que se aplica en los arbitrajes, en especial respecto a cuando sí y cuando no entra el VAR. Con el nuevo jefe de los árbitros, al que tildan de menos intervencionista, todo sigue siendo a fin de cuentas tan indescifrable como era con el de antes.

Es rotundamente imposible que la decisión bochornosa del penalti hubiese pasado el filtro del monitor. Y tiene delito que después de lo ocurrido el debate sea sobre si quien merece sanción es el Valencia. Son más las ganas de repetir que el dolor por la calderilla que va a costar.