El principio del ¿fin?

Muchos de los problemas que Meriton tiene hoy al frente del Valencia CF y que lo tienen en una complejísima encrucijada se explican, como viene ocurriendo desde la primera entrega, a través de las conversaciones reveladas en la de ayer. Y es que Murthy, cuya continuidad como presidente se confirma como más inadecuada e inviable que nunca, admite en ellas que vive mucho peor desde que no está Mateu. Hasta él mismo, por muy business que se considere, es consciente de sus limitaciones al frente de un club de fútbol.

Lo sabe el presidente pero al parecer sigue sin tenerlo del todo claro Lim, a saber si por su condición de «amateur» o por cuál otro de los adjetivos con los que lo califica su empleado. El momento en el que desde Singapur, con la connivencia de los embajadores en València, se dinamitó un proyecto campeón es el big bang del desastre.

Una crisis deportiva, social, institucional y económica con la que la entidad civil más importante de la Comunitat navega a la deriva y ante la que no cabe otra respuesta que las respuestas firmes de las últimas horas. Un cordón sanitario en las instituciones y una respuesta pacífica pero contundente de la sociedad civil.

Sin entrar en el absoluto desparrame de que las plataformas oficiales del Valencia CF se hayan convertido en las de Meriton, hasta el punto de cometer el dislate de usarlas para negar una supuesta relación sentimental, la situación es absolutamente preocupante y grave. Es imposible del todo continuar como si no pasase nada.

Nuevas entregas

Aún quedan asuntos de interés general que abordar a través de las conversaciones de Anil a las que hemos tenido acceso y con las que se ha conseguido, por un lado, arrojar luz sobre muchas sombras y especialmente confirmar lo indefendible de una situación a la que es inaudito que se haya llegado.

Y es que lo que hay entre manos es mucho más que un asunto de índole deportiva sino que tiene que ver con la defensa de la identidad del pueblo de Mestalla en particular y el valenciano en general. Ante la revelación de esta serie de audios no cabe la respuesta de taparse los oídos.