Opinión

La vida de los otros

El PSG ha usado mecánicas modernas para socavar a ciertas personas y medios

Kylian Mbappé

Kylian Mbappé / AFP7 vía Europa Press

En la película alemana que da título a este artículo, uno de los tantos millones de alemanes del este que hacían de espías para la extinta RDA, es un romántico de la escucha, y hace de su trabajo un placer, escuchando a todo quisque, hablando de sus quehaceres cotidianos, de sus logros y fallos, mucho más que de política, que es lo que se intentaba averiguar por la Stasi, la temible policía del país.

Algo similar le pasaba a Gene Hackman, en la película de Francis Ford Coppola, esta de hace casi cincuenta años, ‘La Conversación’, en la que un detective escuchaba a sus presas fónicas. Pero, esto, que está lejano en el tiempo, aunque solo de unas cuantas décadas, ha quedado totalmente obsoleto con los métodos a los que se tiene alcance ahora.

No se necesita escuchar a nadie para hacerle caer de un pedestal o meterle en prisión por una frase contra el líder Honecker, sino que ya, directamente, se fabrican historias que harían tambalear a cualquier imperio. Así, las mecánicas modernas, como Twitter, por nombrar solo a una, parece que han sido utilizadas por el Paris St-Germain, con el fin de socavar ciertas personas y medios de comunicación.

Las cuentas falsas, o ‘bots’, imitan la realidad y parecen reales, y la propia Twitter indicó que cree que un 5% de sus cuentas son ‘bots’, es decir alrededor de unos ¡once millones! de usuarios son ficticios. El cómo se usan esas cuentas es lo que da que pensar. Aunque parecen pocas, sobre los 230 millones, más o menos, de usuarios de ese medio, los once millones pueden hacer mucho daño.

Se ha publicado, por el medio francés Mediapart (que ya estuvo en el asunto del famoso football leaks…) que el PSG contrató a una empresa para crear esas cuentas falsas, intentando hacer una ola de negatividad contra medios de comunicación, clubes y jugadores. Y es que ya no es que existan once millones de bots, sino que la avalancha de noticias puede multiplicarse, si el objetivo el conocido.

Se comenta que, cuando Mbappé coqueteó con el Real Madrid, se puso en marcha esa mecánica, aunque el club parisino lo niega y, en un comunicado manifestó, recientemente, que «nunca hemos contratado a una agencia», aunque se antoja un poco floja esa posición, porque da que pensar. ¿Qué significa que no han contrato a una agencia? Quizá alguien lo hizo, apoyado por el club… Creo que debió ser mucho más ácido en su repuesta, indicando que no se presta a eso, que va a demandar a Mediapart, etc…

Sin embargo, esa tibieza no le es favorable. El caso es que, como el viejo dicho español «difama, que algo queda», parece que esa modernidad no hace sino seguir ese refrán. Con centenares de millones de personas enganchadas a esas redes sociales, sin posibilidad de saber la realidad o, si se sabe, es siempre más tarde, se hace fácil desacreditar a «los otros».

Así, tengamos cuidado con lo que leemos, con lo que contestamos y no seamos prestos a responder o a «gustar» (likear dicen algunos) de una información, porque quizá estemos haciendo que el «bot» de turno se esté lucrando a nuestra costa. Mientras hay un veranillo de San Martín que nos hace volver a vestir de manga corta, recomiendo un libro oscuro, de Ödön von Horváth, un austríaco de la primera mitad del siglo XX, ‘Juventud sin Dios’, sobre cómo la sociedad alemana derivó hacia el nazismo. No olvidemos que los nacionalsocialistas fueron maestros en eso de los ‘bots’ y ‘fake news’, mucho antes de que se inventara internet… disfruten y cuidado con la gripe, que está haciendo ya estragos.

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