Valor extra para Soler en la Roja

El valencianista es un perfil diferencial en la medular española: menos control del juego, pero mayor capacidad de llegada e influencia en el último tercio que sus compañeros

Carlos Soler, con la camiseta de la Roja

Carlos Soler, con la camiseta de la Roja / Pablo García/RFEF

Pau Pardo

Pau Pardo

España calienta motores de cara al próximo Mundial de Catar. Reforzados por la buena imagen ofrecida en la pasada Eurocopa y en la UEFA Nations League, además de clasificarse ‘a la primera’ para la cita mundialista, los de Luis Enrique ya trabajan con el foco puesto en su siguiente desafío. Con un bloque que cada vez tiene más jugadores fijos y una serie de alternativas que pujan por meterse en la lista de favoritos del seleccionador, la renovada Roja toma cuerpo sabiendo que están ante una muy buena oportunidad. 

Desde la generación dorada del balompié nacional, el éxito español se ha cimentado en la calidad diferencial de sus centrocampistas, capaces de imponer su ley en la medular a través del control de la pelota y el manejo de los tiempos. El fútbol ha cambiado y aunque España quiere seguir dominando a través de la posesión y las nuevas generaciones parecen capacitadas para entregar ese dominio posicional al equipo, el balompié actual también demanda una dosis ‘extra’ de capacidad de trabajo, recorrido y verticalidad. Ahí Carlos Soler es el perfil moderno que puede ser diferencial. 

Gavi y Pedri son los interiores ‘perfil Barça’ que están pujando fuerte y que contra Albania salieron en el once titular de Luis Enrique. España planteó un encuentro paciente, de dominio y circulación trabajada en busca de fisuras en la defensa albanesa.

Y en este contexto, los dos centrocampistas culés marcan diferencias por su capacidad de gobierno, visión de juego y habilidad para proteger la pelota. Su influencia en la medular y adaptación al juego español está fuera de toda duda, a partir de ahí, representan un perfil más de control que de ruptura. Con el partido empatado, de hecho, el equipo necesitaba un ‘plus’ de profundidad y ahí el cambio del seleccionador fue Soler. El jugador del Valencia es un estilo diferente, menos cómodo en la base de la jugada, pero diferencial en el último tercio.  

Los datos de esta temporada, de hecho, hablan por sí solos. Con doce goles (diez con el Valencia y dos con España) y seis asistencias (un total de 18 tantos generados), el ‘10’ valencianista tiene los mejores guarismos de todos los interiores de la Selección en cuanto a producción ofensiva. 

Pedri lleva tres goles y una asistencia, Gavi dos goles y cinco asistencias, Koke un gol y dos asistencias y Marcos Llorente tres asistencias. Es decir, Soler casi triplica los números del mejor de los cuatro en esta faceta.

Comparativa de los interiores de España

Comparativa de los interiores de España / SD

Todos ellos promedian alrededor del doble de pases completados por partido que el jugador del Valencia, sin embargo, el centrocampista blanquinegro marca la diferencia en los pases clave (aquellos que inician una situación de gol) con 1.7 por partido, más que los otros cuatro: Pedri (1.5), Marcos Llorente (1), Koke (0.7) y Gavi (0.6). Y es que salvo el segundo, estos centrocampistas superan a Soler en capacidad de control del juego, pero son mucho menos influyentes en la producción anotadora. 

Valor añadido

Precisamente con dos goles y una asistencia se presentó el valencianista como internacional absoluto, Luis Enrique quedó prendado y confesó que a ese nivel le seguiría llevando. Soler representa un valor diferencial y que puede venirle muy bien a España en la cita mundialista para desatascar partidos y por su talante ‘box to box’ que marca la pauta en el fútbol europeo.

Selecciones como Francia, Alemania o Países Bajos, rivales a batir por el cetro mundial, imponen ritmos de partido altos y marcados por las transiciones y ahí Soler se mueve como pez en el agua. España, además, le brinda el contexto en el que es especialista, como interior con libertad para llegar, pisar con frecuencia línea de tres cuartos y como complemento en la elaboración, pero no en el centro de ella.