COPA DEL REY

Mestalla se prepara para otra noche mágica

El estadio valencianista, especialista en devorar semifinales, busca proyectar al Valencia a una nueva final de Copa y ante el Athletic de Marcelino, uno de sus más clásicos rivales

El equipo se conjura para el partido más importante de la temporada.

El equipo se conjura para el partido más importante de la temporada. / Francisco Calabuig

Vicent Chilet

Vicent Chilet

El Valencia-Athletic, uno de los grandes clásicos de LaLiga, vuelve esta noche a Mestalla, con una final en juego, como en los tiempos felices en el que valencianistas y athleticzales se disputaban codo a codo la hegemonía del fútbol español. Con el tanteo igualado (1-1), la vuelta de las semifinales de Copa (la número 35 en el Valencia CF) de esta noche juegan dos equipos simétricos y juega también la historia: las cuatro finales de la competición entre los dos conjuntos, las increíbles semifinales de 1950, con quince goles y tres prórrogas, la final con goles de Jara y Paquito ante 100.000 espectadores (2-1). Es un duelo de culto, pero que tampoco va falto de picante en su presente.

La rivalidad entre José Bordalás y Marcelino García Toral y la controversia sobre los estilos han marcado las tres semanas que se han pasado en un suspiro entre el empate de San Mamés y la vuelta en Mestalla. A las quejas del Athletic Club sobre los horarios y los descansos de cada equipo, el agravio blanquinegro por el discutible arbitraje de San Mamés, con el penalti no señalizado sobre Hugo Duro en el tiempo de descuento de la segunda parte (la lupa estará sobre Gil Manzano esta noche). La oportunidad es histórica para los dos clubes.

Para el Valencia es una posibilidad primero de prestigio, pero también de rescate en su actual encrucijada societaria, con la masa social enfrentada al máximo accionista Peter Lim y en mitad de unas perspectivas financieras que la participación europea permitiría aliviar. Para el Athletic, que siempre fue copero como el Valencia, la Copa del Rey se ha convertido en la casi única posibilidad de acceder a títulos, en un fútbol en el que con la globalización disparada en el mercado de fichajes, la excepción competitiva rojiblanca, con solo jugadores procedentes de Euskadi y Navarra, tiene todavía más mérito.

Estadio especialista en devorar semifinales, que se crece con la llegada de la primavera, Mestalla siempre detecta la llegada de una ocasión histórica y al 85% de su aforo (decisión política cuando que en solo dos días volverá al 100%) lucirá su aspecto más festivo y entusiasta. Entre los ingredientes ambientales, queda por ver el recibimiento que se le dispense a Marcelino García Toral. El técnico que reconstruyó en solo dos años al Valencia, y cuya figura era adorada tras su inexplicable despido hasta un exceso melancólico, ha defendido en sala de prensa con su habitual vehemencia cada aspecto de la eliminatoria.

Llegará convertido en rival, pero ello no alterará su legado, que debería ser indeleble. Será sin duda uno de los factores a tener en cuenta, en un cruce que llega muy igualado y reñido, condenado a decidirse por detalles. El Valencia logró desactivar en la ida el plan de un Athletic que llegaba eufórico al encuentro después de haber liquidado al FC Barcelona y al Real Madrid.

Será un partido de nombres propios. En el Valencia, con el ánimo recobrado después de su victoria en Mallorca, todos están pendientes de José Luis Gayà, lateral, capitán y líder espiritual del equipo. De jugar, lo hará en condiciones físicas muy justas tras estar parado diez días por los isquios. Por lo demás, Bordalás medita alinear tres centrales con Paulista, Diakhaby y Alderete para fortalecer la zaga ante la intimidación rematadora por alto del Athletic.

El resto del once tendrá los nombres reconocibles de costumbre. La calma de Guillamón, el liderazgo de Soler, la explosividad de Bryan Gil, los chispazos intermitentes de genialidad de Guedes o el trabajo incansable de Hugo Duro, un obrero del gol. No estará, por sanción, Maxi Gómez, que se pierde hasta una hipotética final.

El Athletic Club busca su tercera semifinal consecutiva. Raúl o Sancet, aunque acabarán jugando los dos seguro, es la única incógnita que le queda por desvelar a Marcelino de un once que abrirá el joven Julen Agirrezabala, el meta que ha elegido el técnico asturiano para situarse bajo palos en toda la Copa del Rey.