El desmantelamiento de la plantilla asusta

Hasta 12 jugadores, la mitad de la plantilla, acaban contrato en uno o dos años. La política de reforzarse con cesiones y la falta de inversión es peligrosa

Imagen de un encuentro reciente del Valencia CF en Mestalla.

Imagen de un encuentro reciente del Valencia CF en Mestalla. / JM Lopez

El desmantelamiento de la plantilla en los últimos tres años y la política preferente de refuerzos con cesiones sin ejecutar opción de compra ha provocado una situación inusual en la primera plantilla del Valencia. Más de la mitad del equipo, 12 jugadores de las 21 jugadores con ficha, acaban contrato en 2023 o 2024. Es decir, en menos de un año Peter Lim deberá abordar la renovación urgente o la venta de una gran parte de su bloque.

Esta tesitura abarca a nombres importantes de la primera plantilla, empezando por los cuatro capitanes. José Luis Gayà, Carlos Soler y Jaume Doménech acaban en junio de 2023, mientras que Paulista tiene contrato hasta junio de 2024. En cuestión de seis meses también serán agentes libres Hugo Guillamón, Mouctar Diakhaby, Jasper Cillessen y Toni Lato. Además, en 2024 expira también la vinculación contractual, además de Gabriel Paulista, Gonçalo Guedes, Maxi Gómez y Uros Racic, nombres sobre los que el club deberá tomar en breve una decisión, anticipando una renovación o una venta antes de poder marcharse libres. Si bien en algunos de los casos, se trata de futbolistas descartados cuyo ahorro de la alta ficha será un alivio para las arcas del club, caso de Cillessen, otros ejemplos afectan a pilares claves en el equipo.

El desmantelamiento de la plantilla asusta

El desmantelamiento de la plantilla asusta

En los últimos tiempos, la tendencia desinversora de Peter Lim se ha traducido en un proyecto que no busca tanto el arraigo del largo plazo, comprometerse en el futuro. En las últimas tres temporadas, la mayor parte de las llegadas han sido de futbolistas en calidad de cedidos sobre los que no pesaban cláusulas de compra, o bien no eran obligatorias, o bien no se han cumplido todas las condiciones para quedarse a estos futbolistas obligatoriamente en propiedad. De este modo, mientras abandonaban la entidad futbolistas como Parejo, Kondogbia, Coquelin, Rodrigo, Ferran Torres, Wass o Kang In Lee, los refuerzos tenían la etiqueta de temporeros, como Ferro, Cutrone, Florenzi, Oliva, Alderete o Hélder Costa. Solo en el caso de Hugo Duro se ha acometido la opción de compra. La fórmula de los préstamos se ha extendido en el fútbol, en plena crisis económica, y el propio Valencia, en su última etapa exitosa, fichaba de cesiones de jugadores, con la diferencia de que acababa adquiriéndolos en propiedad y siendo activos patrimoniales del club (Neto, Paulista o Kondogbia, por ejemplo).

Solo con el oxígeno financiero del acuerdo con CVC tutelado por LaLiga, el Valencia reactivó el pasado verano la opción de traspasos, acontentando a Bordalás con Marcos André o Foulquier, peticiones del exentrenador valencianista o con oportunidades de mercado como Eray Cömert. Para la presente temporada, pese a la multitud de nombres vinculados desde Italia a Gennaro Gattuso, el Valencia tiene la prioridad absoluta de vender antes de poder inscribir jugadores y, con su margen económico, difícilmente se podrán afrontar operaciones de traspaso. Con más tiempo de vinculación con el club solo resisten, hasta 2025, Mamardashvili, Foulquier, Kondredi, Jesús Vázquez y Mosquera y, hasta 2026, Hugo Duro, Cömert, Thierry, Marcos André y Yunus Musah.